La velocidad de carga es el tiempo que tarda en descargar y mostrarse el contenido de una página web en un navegador. Existe una regla que señala que el tiempo de carga no debería ser superior a los 3 segundos.

Pero, ¿por qué es importante el tiempo de carga de tu web?

En el marketing digital siempre se dice que el contenido es el rey, es decir, que es una de las herramientas más eficaces para atraer a los consumidores. Se dice también que la reina es la experiencia de usuario (UX), que se encarga de evaluar el grado de satisfacción que obiene una persona al visitar nuestra web. Entre los factores claves para lograr una experiencia UX positiva se encuentra, sin duda, la velocidad de carga de la web.

¿Qué ocurre si mi web es demasiado lenta?

 

  1. Alta tasa de abandono. Si el tiempo de carga de una web es superior a 3 segundos, el 57% de los usuarios la abandonan (según datos de SmartBear), seguramente para buscar la información en otra web más veloz. Si pese a todo la persona se queda con nosotros, hay más posibilidades de que se vaya mientras navega.
    Además, por cada segundo de más que tarde en cargarse la web, la satisfacción del usuario también disminuye en un 16% y las visitas registradas caen un 11%.
  2. Bajan las ventas. Las páginas más lentas convierten mucho menos: se calcula que por cada segundo de más, se reducen las ventas en un 7%. Amazon, el gigante de la venta online (cuya web tiene un tiempo de carga de 1 segundo), informó que por cada 100 milisegundos de carga, pierde un 1% del total de sus ventas.
  3. Penalización de Google. Google penaliza a las páginas webs de carga lenta, porque quiere ofrecer en las primeras posiciones del buscador a las webs más optimizadas y que mejor experiencia del usuario proporcionan.
    Por eso un tiempo de carga elevado influirá en tu posicionamiento SEO. [Si quieres consultar la velocidad de tu web, esta herramienta de google te puede ayudar: Google Page Speed Insights].

Es posible optimizar el tiempo de carga de una web a través de las siguientes acciones: revisar si el hosting es el adecuado, elegir un buen gestor de contenidos (como WordPress, por ejemplo), borrar toda aquella información que ya no se utilice y no olvidar optimizar las imágenes para que no pesen demasiado.