La gran mayoría de las empresas han adoptado Internet y sus herramientas para el funcionamiento y la promoción de sus productos y servicios. Sin embargo, muchas de ellas continúan con estrategias obsoletas, que son características de un marketing lejano e ineficaz.

Aquí, cinco tácticas antiguas a las que deberías renunciar:

  1. Vender el producto. En el siglo XXI el éxito para conectar con el público no radica en ensalzar las bondades de un producto o servicio, enumerar centenares de detalles y beneficios. Lo que de verdad causa impacto en el potencial cliente es construir una relación estrecha con una sólida imagen de marca, que tenga resultados duraderos en el tiempo. Despídete de cerrar una venta rápidamente.
  2. Estar presente en redes sociales. Estar en muchas redes sociales a la vez y publicar sin ton ni son, es cosa del pasado (y un terreno nada fértil).

El volumen de competencia y la evolución del perfil de los consumidores requiere un cambio de estrategia: ahora resulta más rentable elegir cuidadosamente nuestra mejor red social (allá donde estén nuestros compradores), colgar fotos profesionales y contenido de calidad, y estar muy activo en la interacción con la audiencia.

  1. Afirmar, sin preguntar. Cuando la comunicación era unidireccional, el marketing se podía permitir el lujo de aseverar un argumento ante su público. “Tienes esta necesidad. Debes comprar esto”.

Ahora, en cambio, es mejor no hacer afirmaciones basadas en suposiciones: además de conversar con nuestra audiencia, es más indicado lanzar preguntas sobre cuál es la situación del cliente y, solo después, hacerle una sugerencia de consumo.

  1. Asistir a ferias. Las comunicaciones a través de internet permiten dejar atrás varias estrategias de marketing que, aunque pueden resultar efectivas, requieren de mucha inversión de tiempo. ¿Cuántos días de preparación y de trabajo requiere la asistencia a una feria? ¿Cuántas horas demanda ir a visitar cara a cara a un cliente? ¿qué éxito tiene una llamada en frío?

El marketing actual permite rentabilizar mejor el tiempo a través de nuevas estrategias digitales: reuniones virtuales, publicación de posts o podcasts relevantes o programar publicidad on line.

  1. No segmentar el mercado. Si antes una acción de marketing estaba destinada a un público en masa, en la actualidad la primera tarea de cualquier experto debería consistir en segmentar a su público. Es decir, dividirlo en pequeños grupos homogéneos de clientes. De esta forma se podrá concretar con precisión cuáles son las necesidades de cada uno de los grupos, y así poder ofrecer las soluciones adecuadas para cada uno de ellos.

Para dividir un mercado en submercados, se pueden tener en cuenta variables como la demografía (sexo, religión o nivel de ingresos, entre otros), la geografía (país, ciudad y clima) o las característica socioculturales (las creencias o aficiones).